[De Winétt de Rokha (1892-1951), poetisa chilena, siempre se menciona que era la esposa de Pablo de Rokha, un poeta que gozó del favor popular en vida. Pero la poesía de Winnét, por lo que hemos podido leer, aunque menos conocida que la de su cónyuge no tiene nada que envidiar a la de éste. Winnétt de Rokha fue una autora inquieta en todos los sentidos. En primer lugar, porque experimentó con el lenguaje poético hasta llegar a alcanzar una escritura mágica, de hermoso hermetismo, emparentada con la escritura automática de los surrealistas /.../ Y en segundo lugar, porque también abrazó en su vida y en su obra el compromiso social, lo cual le llevó a ella y a su marido a tener que huir de Chile en los años 40 para escapar a la represión de la llamada Ley Maldita, una ley destinada a neutralizar los movimientos de izquierda. Fallecida de cáncer en 1951, Pablo de Rokha le dedicó Fuego Negro, una elegía amorosa. Otra gran figura de la poesía olvidada por los académicos de turno.
(Extraído de la revista Antares nº6)]
Brazadas de rosas de sangre cayeron de tu pecho
hacia el corazón de los entristecidos del abismo: viejos, mujeres, niños, hombres,
e hiciste de la hoz y el martillo, la insignia de la pasión y el amor proletario.
Tus dulces ojos tuvieron la dureza del diamante
el día enorme del día de la revolución heroica,
hoy dormidos, inmensamente, en la Plaza Roja.
Se derrama tu espíritu como un río de preciosos rubíes
cantando la sociedad futura y su destino
entre los árboles y las montañas del mundo
tu espíritu, de orillas inconmensurables.
Del lado de los inocentes
fuiste látigo y huracán para los traidores nocturnos.
Faro de relámpagos en el vértice de la historia,
heroico conductor de multitudes sedientas
y dulce, muy dulce camarada.
A la sombra de rojos claveles
tu línea de fuego acaricia la sonrisa de piedra de Karl Marx.