[Isaac del Vando Villar (Albaida de Aljarafe, 1890- Sevilla, 1963). Poeta iniciado en el rubendarismo pero que llegaría a ser uno de los adalides de la vanguardia ultraísta, llevó una vida azarosa debido a la inestabilidad económica de su familia. Sus estudios fueron irregulares ya que tuvo que trabajar desde muy joven e incluso emigrar a México (donde tenía un tío) siendo menor de edad. Allí empezó a escribir sus primeros versos. A la vuelta de México, donde coincidió con la Revolución Mexicana, ingresó en el Ateneo Republicano de Sevilla, llegando a ser presidente por un corto espacio de tiempo de la Juventud Republicana de Sevilla. Hacia 1912 conoce a Adriano del Valle, quien sería uno de sus compañeros de viaje en la aventura ultraísta que estaba a punto de comenzar. Ese mismo año cambió de aires yendo a Madrid, donde se ganó la vida como periodista. Posteriormente viaja a París en plena Gran Guerra. Pero nada más acabar la contienda vuelve a Sevilla donde a causa de una depresión acaba ingresado en un psiquiátrico. Una vez repuesto, empieza la etapa más fructífera de su vida poética, cuando funda y dirige la revista Grecia con la colaboración Adriano del Valle y Rafael Cansinos Assens (también sevillano e inventor del término “Ultraísmo”), siendo esta revista una de las publicaciones pioneras de la vanguardia literaria española. En Grecia Del Vando plasma todo lo que de la vanguardia europea absorbió en París; el resultado fue una revista renovadora, iconoclasta, que conectaba con el inconformismo del futurismo, el cubismo y Dadá. En ella colaboraron la flor y nata del vanguardismo: Rogelio Buendía, Pedro Garfias, Pedro Raida, Rafael Lasso de la Vega, Joan Salvat-Papasseit, Vicente Huidobro, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Luis Borges y su hemana Norah (como ilustradora de no pocas portadas de la revista) e incluso un joven Federico García Lorca. En 1922, gracias a cierta cantidad de dinero ganada en un sorteo de la Lotería Nacional, Del Vando inició un viaje por Argentina y Uruguay donde conoció a los vanguardistas del otro lado del océano donde el Ultraísmo también se estaba desarrollando gracias a Borges y a revistas como la bonaerense Proa. Pero sus depresiones, su inestabilidad económicos y su fracaso matrimonial le fueron alejando desde los años 30 de la literatura. Esto se acentuó tras la guerra donde el gris panorama literario del franquismo no invitaba a la experimentación poética. Muere en 1963 de úlcera de estómago después de varias estancias en manicomios y un intento de suicidio arrojándose al Guadalquivir. Su obra poética consta de un solo libro La sombrilla japonesa y de un buen número de poemas diseminados por diversas revistas, aunque mayormente se le recuerda por caligramas como “En el infierno de una noche” dedicado al desaparecido Café Kursaal de Sevilla. Sería interesante que alguien reeditara La sombrilla japonesa junto con los demás poemas dispersos para que podamos disfrutar de uno de nuestros más ingeniosos pioneros de la vanguardia poética. Mientras tanto ahí están poemas como el que hemos seleccionado, que nos maravillan por lo vistoso y lo original de su imaginería, preludio ya el surrealismo. ]
The Merry-go-round de Cyril Power
País de papel azul de seda con días amarillos y noches blancas
Los habitantes jugaban al polo sobre pegasos de madera dorada
Las nubes de cándida blancura jugaban al aro con la luna
Los versos inocentes regresaban a sus nidos con las alas partidas
El coronel del ejército daba órdenes escritas en Poemas ultraístas
El arzobispo repartía bendiciones escapularios y caramelos de los Alpes
¡Los joyeros tenían collares de gusanos blancos para novias muertas!
Al mover el café la mesa giraba como la placa de las estaciones
Lucifer empabezaba con banderines de color la ciudad iluminada
Los cochinos rosas cogiditos de la mano cantaban como clérigos
Las almas alocadas hacían gimnasia en las anillas de sus risas
¡Todas las noches bajan a la pradera celeste los rebaños de estrellas!
Las buenas madres pobres peinan a sus hijos con los dientes del sol
Risa-Carnaval-Pantomima-Rotura de cristal
En la gran plaza el frío prestidigitador escamotea las imágenes
Los poetas modernos comíamos cabellos de ángel y manzanas celestes
Y en la cama, el trompo de carrousel, trenzaba en mi cerebro un ballet ruso