miércoles, 20 de marzo de 2013

AL MOTOR MARAVILLOSO por Juan Parra del Riego

[Biografía de Juan Parra del Riego aquí]

Yo que canté un día
la belleza violenta y la alegría
de las locomotoras y de los aeroplanos,
qué serpentina loca le lanzaré hoy al mundo
para cantar tu arcano
tus vivos cilindros sonámbulos, tu fuego profundo
¡oh, tú, el motor oculto de mi alma y de mis manos!

¡Qué llama enloquecida se enreda en tus fogones
y hace girar la rueda líquida de la sangre
y atiranta las poleas de los músculos
para mecer los columpios súbitos de las sensaciones,
cuando corro, beso anhelo, callo, sufro, espero, miro,
salta mi alma en una loca carcajada,
floto en sedas de suspiro
o en el charco solitario de la sombra en que me estiro
se me copia el corazón como una estrella desolada.

¡Y qué electricidades
se me van por los alambres calientes de los nervios
hasta el cerebro, caja de las velocidades
azules y negras y rojas de todos los sueños...!
Zumba la turbina sutil de hondos dolores
y saltan imágenes,
y hacia donde ya no alcanza el ojo triste
con sus sedientas ruedas de colores
corre el tren de las imágenes...

Y qué émbolos oscuros se agitan sin cesar,
y qué carbón jadeante de soles escondidos
te hacen andar
a todo vapor, a todo vapor,
cuando se me hincha el corazón de una salvaje alegría,
o se me quiere romper de dolor
y de melancolía.

Motor humano: tú eres
la única maravilla de este mundo doloroso,
por tu inmortal prodigio: el beso de las mujeres,
el pensamiento firme y armonioso,
la palabra que salta rotunda, patética y viva,
por la célula furtiva
que trabaja en sus telares nuestro ritmo misterioso;
teje un día la Esperanza,
otro día el Sufrimiento,
otro día la Alegría.
Yo siento
cuando queda tensa y viva sobre mi alma la Energía.
¡Motor de la explosión de toda la vida mía!
¡Hondo motor que hace mi cólera y llanto
mi callada pasión y mi fuerza y mi canto,
más ligero,
más ligero,
con la carga de esperanza que es única conquista:
tú, la máquina del único sendero sin sendero;
yo, tu alado y sangriento maquinista!


De Himnos del cielo y de los ferrocarriles

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