lunes, 31 de enero de 2011

OTRO NOCTURNO por Oliverio Girondo

[Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le procuró una esmerada educación en importantes centros educativos europeos. Estudió Derecho, y muy pronto, a raíz de sus contactos con los poetas exponentes de la vanguardia europea, publicó en 1922 su primer libro de poemas, «Veinte poemas para ser leídos en el tranvía», seguidos luego por «Calcomanías» en 1925, «Espantapájaros» en 1932, «Persuasión de los días» en 1942, «Campo nuestro» en 1946 y «En la masmédula» en 1954, obra que constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía. Al iniciarse la década de los años cincuenta, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa. En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas. En 1965 viajó por última vez a Europa y a su regreso a Buenos Aires, falleció en 1967.

(Tomado prestado de A media voz)]




La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio público.

¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de “apache”, que fuman un cigarrillo en las esquinas!

¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados de cantar!;Y silencio de las estrellas, sobre el asfalto humedecido!

¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón?, y ¿por qué, a veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco de nuestros pasos juega en la pared?

Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas tendidas hacia un país mejor.


De Veinte poemas para ser leídos en el tranvía



"Lampada ad arco" por Giacomo Balla

miércoles, 26 de enero de 2011

A UNA LOCOMOTORA EN INVIERNO por Walt Whitman

[Desde niño leyó con avidez los clásicos, interesándose muy especialmente en Goethe, Hegel y Emerson, quienes se convirtieron luego en su fuente de inspiración. Abandonó los estudios básicos para emplearse como ayudante de imprenta y más tarde ofició como maestro y periodista, escribiendo artículos para diversas revistas y periódicos. En 1850 se trasladó a New Orleans para trabajar en el campo de la construcción. Cinco años más tarde, tras un gran esfuerzo económico, publicó su famosa obra "Hojas de hierba", alabada en todos los medios literarios y reeditada un sinnúmero de veces. Durante la Guerra Civil norteamericana sirvió como ayudante de enfermería. Al terminar el conflicto continuó añadiendo poemas para las nuevas ediciones de su obra y escribiendo ensayos de contenido político. Aquejado por varias enfermedades, se estableció en New Jersey donde falleció en marzo de 1892.

(Tomado prestado de A media voz)]


Tú para mi recitado,

Tú en la poderosa tormenta incluso como ahora, la nieve, el día de invierno que decae,
Tú en tu panoplia, tu doble ímpetu medido y tu pulso convulso,
Tu cuerpo negro, cilíndrico, latón dorado y acero plateado,
Tus pesadas barras laterales, paralelas y conectando los ejes, girando, trasmitiendo el movimiento a ambos lados,
Tu soplo y tu rugido métricos que ora se amplifican ora se desvanecen en la distancia,
Tu gran faro que sobresale colocado en la parte delantera,
Tus largas, pálidas banderolas de vapor que flotan teñidas de delicado color violeta,
Las densas y oscuras nubes eructadas por tu chimenea,
Tu intricada estructura, tus muelles y válvulas, el trémulo resplandor de tus ruedas,
El tren de coches detrás, obedientes que te siguen con alegría,
A través de la tempestad o de la calma, ora a prisa, ora despacio, zigzagueando constantemente
Símbolo de modernidad -emblema de movimiento y energía- latido del continente,
Por una vez ven a servir a la Musa y sumérgete en el verso, incluso como aquí te veo
Con tormenta y viento que golpea y nieve que cae
Por el día tu vibrante campana de aviso hará sonar sus notas,
Por la noche tus silenciosas lámparas de señalización se balancearán.
¡Belleza de feroz garganta!

Rueda sobre mi canto con toda tu música desquiciada, tus lámparas balanceándose por la noche
Tu risa que silba como loca, produciendo eco, retumbando, como un terremoto sobresaltándolo todo
Con total control sobre ti misma, aferrándote con firmeza a tu vieja vía,
(No hay dulzura refinada de arpa llorosa o de tu elocuente piano,)
Tus vibraciones y chirridos retornaron por rocas y colinas
Lanzados sobre las anchas praderas, a través de los lagos,
Hasta los cielos libres, desatada, radiante, poderosa.


Traducción: Tommaso della Macchina

"Viento, lluvia y velocidad" por William Tuner

viernes, 14 de enero de 2011

UNA BOFETADA AL GUSTO DEL PÚBLICO (manifiesto del futurismo ruso)


[Tomado prestado del blog Fuga de Ángeles]

A quienes lean nuestra Nueva Primera Inesperada.

Solamente nosotros somos la imagen de nuestro Tiempo. El corno del tiempo resuena en nuestro arte verbal.

El pasado es estrecho. La Academia y Pushkin menos comprensibles que jeroglíficos. Puskin, Dostoievski, Tolstoi, etcétera, etcétera, deben ser tirados por la borda del vapor del Tiempo Presente.

Quien no olvida su primer amor no vivirá el último.

¿Quién será tan crédulo para entregarle su último amor a la perfumada lujuria de Balmont? ¿Acaso encontrará allí un reflejo del valeroso animo del día de hoy?

¿Quién será tan cobarde que no se atreverá a arrancar la coraza de papel del negro frac del guerrero Briùsov? ¿Encontrá allí acaso la aurora de una belleza desconocida?

Lavaos la mano que han tocado la porquería de los libros escritos por intocables Leónidas Andreyevs.

Todos esos Máximos Gorkis, Kuprins, Blocks, Sologubs, Remizov, Averchenckos, Chornys, Kuzmins, Bunins, etcétera, etcétera; sólo necesitan quintas a la orilla de un río. Así recompensas el destino a los sastres.

¡De la altura de los rascacielos miramos su pequeñez!...

Exigimos que se respeten los siguientes derechos de los poetas:

1. Ampliar el volumen de su vocabulario con palabras arbitrarias y derivadas.
2. Rechazar el odio invencible al idioma que existía antes de ellos.
3. Arrancar con horror de sus orgullosas frentes la corona de gloría de a centavo tejida de varas de abedul propias de los baños.
4. Tenerse de pie en la roca de la palabra “nosotros” en medio del mar de silbidos y ultrajes.

Y si bien por ahora persisten en nuestro verso las sucias huellas de su sentido “común” y “buen gusto”, ya también, por primera vez, brilla en ellos el Relámpago de la Nueva Belleza Futura de la Palabra Autosuficiente.

D. Burliuk, Alexander Kruchenyj, V. Maiakovsky, Víctor Jlébnikov.
Moscú, diciembre de 1912.



Cartel de Alexander Rodchenko

miércoles, 5 de enero de 2011

EL DOMADOR por Mário de Andrade

[(Brasil, 1893-1945) Poeta, novelista y musicólogo brasileño, iniciador del modernismo, cuya influencia ha llegado hasta nuestros días. Andrade provenía de una familia rica y aristocrática, y se educó en el conservatorio de Sao Paulo. Se dio a conocer cuando leyó su colección de versos Paulicéia Desvairada (1922), con motivo de la Semana de Arte Moderno que había organizado con su hermano Oswald Andrade. Como sucedía comúnmente con el arte del movimiento modernista, la reacción inicial no fue muy entusiasta y durante la lectura el público silbó para mostrar su rechazo. Hoy en día, su obra está considerada, una de las muestras más importantes de la poesía moderna brasileña. Al margen de su poesía, Andrade defendió su convencimiento de que Brasil se independizara culturalmente de Portugal y creara una expresión propia a partir de su historia, cultura y lengua. Desde 1935 hasta su muerte, Andrade ocupó el cargo de director del departamento de cultura de Sao Paulo. Este estamento investigaba el folclore y la música del Brasil, temas que se reflejan en sus novelas. Macunaíma (1928) está escrita con un estilo original de rapsodia poética partiendo del folclore de su país. Como musicólogo estudió y escribió sobre la música y el canto populares brasileños; sus estudios más importantes son Ensayo sobre la música brasileña (1928) y La música y las canciones populares de Brasil (1936). La reputación de Andrade desde su muerte es mucho mayor de lo que fue jamás en vida. Su colección de versos no se publicó hasta diez años después de su muerte en 1955.

(Tomado prestado de El poder de la palabra )]


Alturas de la Avenida. Carro 3.
Asfaltos. Vastos, altos empujes de polvo
Bajo el arlequinal del cielo verde - rosa - oro....
Las suciedad implejas de la urbanización.
Filetes de manuelino. Calvicies de Pensilvania.
Gritos de goticismo.

Delante el tranvía de la irrigación,
Donde un Sol brujo se dispersa
En una victoria persa de esmeraldas, topacios y rubíes....
Boticellis lánguidos leyendo a Henry Burdeaux
En las clausuras sin dragones de los torreones....

Mario, paga los doscientos réis.
Son cinco en el banco: un blanco,
Una noche, un rubio
Un ceniciento de tísico y Mario....
¡Preocupaciones! ¡Preocupaciones!

Pero.... Mira, oh mis ojos nostálgicos de ontens
¡Ese espectáculo encantado de la Avenida!
Revive, ¡oh gauchos paulistas ancestralmente!
Y oh caballos de cólera sanguínea!

La naranja de China, la naranja de China, la naranja de China!
Aguacate, cambucá y mandarina!
¡Cuídate! A los aplausos del payaso lleno de vida,
Sucesor heroico de la raza herida de los bandeirantes,
¡Domando suavemente un automóvil!

De
Paulicéia desvairada


"Sao Paulo (Gazo)" por Tarsila do Amaral