miércoles, 5 de enero de 2011

EL DOMADOR por Mário de Andrade

[(Brasil, 1893-1945) Poeta, novelista y musicólogo brasileño, iniciador del modernismo, cuya influencia ha llegado hasta nuestros días. Andrade provenía de una familia rica y aristocrática, y se educó en el conservatorio de Sao Paulo. Se dio a conocer cuando leyó su colección de versos Paulicéia Desvairada (1922), con motivo de la Semana de Arte Moderno que había organizado con su hermano Oswald Andrade. Como sucedía comúnmente con el arte del movimiento modernista, la reacción inicial no fue muy entusiasta y durante la lectura el público silbó para mostrar su rechazo. Hoy en día, su obra está considerada, una de las muestras más importantes de la poesía moderna brasileña. Al margen de su poesía, Andrade defendió su convencimiento de que Brasil se independizara culturalmente de Portugal y creara una expresión propia a partir de su historia, cultura y lengua. Desde 1935 hasta su muerte, Andrade ocupó el cargo de director del departamento de cultura de Sao Paulo. Este estamento investigaba el folclore y la música del Brasil, temas que se reflejan en sus novelas. Macunaíma (1928) está escrita con un estilo original de rapsodia poética partiendo del folclore de su país. Como musicólogo estudió y escribió sobre la música y el canto populares brasileños; sus estudios más importantes son Ensayo sobre la música brasileña (1928) y La música y las canciones populares de Brasil (1936). La reputación de Andrade desde su muerte es mucho mayor de lo que fue jamás en vida. Su colección de versos no se publicó hasta diez años después de su muerte en 1955.

(Tomado prestado de El poder de la palabra )]


Alturas de la Avenida. Carro 3.
Asfaltos. Vastos, altos empujes de polvo
Bajo el arlequinal del cielo verde - rosa - oro....
Las suciedad implejas de la urbanización.
Filetes de manuelino. Calvicies de Pensilvania.
Gritos de goticismo.

Delante el tranvía de la irrigación,
Donde un Sol brujo se dispersa
En una victoria persa de esmeraldas, topacios y rubíes....
Boticellis lánguidos leyendo a Henry Burdeaux
En las clausuras sin dragones de los torreones....

Mario, paga los doscientos réis.
Son cinco en el banco: un blanco,
Una noche, un rubio
Un ceniciento de tísico y Mario....
¡Preocupaciones! ¡Preocupaciones!

Pero.... Mira, oh mis ojos nostálgicos de ontens
¡Ese espectáculo encantado de la Avenida!
Revive, ¡oh gauchos paulistas ancestralmente!
Y oh caballos de cólera sanguínea!

La naranja de China, la naranja de China, la naranja de China!
Aguacate, cambucá y mandarina!
¡Cuídate! A los aplausos del payaso lleno de vida,
Sucesor heroico de la raza herida de los bandeirantes,
¡Domando suavemente un automóvil!

De
Paulicéia desvairada


"Sao Paulo (Gazo)" por Tarsila do Amaral