martes, 30 de noviembre de 2010

ODA AL HOMBRE DE LA MINA por José María Morón


[José María Morón, recuperado del olvido

No cabe duda de que los nombres mayores de la llamada generación del 27 relegaron a un segundo plano a un gran número de autores con obras y trayectorias excelentes, muchos de los cuales sería preciso estudiar en profundidad y someter a una revisión ambiciosa si deseamos aspirar a un mejor conocimiento de aquella auténtica edad de plata de nuestra cultura. En el teatro, en la novela, en la poesía tanto interior como en la producción en el exilio hay figuras de enorme trascendencia que están por recuperar si no queremos perpetuarnos en la contradicción de nombrar edad de plata a un periodo representado sistemáticamente en historias y manuales por un mismo puñado de nombres.

En general esta nueva sensibilidad viene dándose últimamente entre algunos autores y críticos. López Rubio hablaba en su discurso de entrada en la Real Academia Española de La otra generación del 27 y reivindicaba mayor atención y recuerdo para sus compañeros de viaje Miguel Mihúra, Edgar Neville o Antonio de Lara, representantes como él del teatro de humor. En el terreno de la novela Ayala, Sender o Andújar (Tres tiempos en la narrativa del exilio español) han llamado la atención sobre numerosos cultivadores del género postergados por una u otra causa. También en poesía se van recuperando en estudios recientes y publicaciones de obras una serie de nombres todavía lastrados por el marbete de la marginalidad o el despectivo y muchas veces injusto de “poetas menores”. Sírvanos como ejemplo de este tipo de recuperaciones la edición de Roberto Pérez de la Poesía completa de Mauricio Bacarisse, verdaderamente modélica.

En este sentido es de agradecer la que por su parte lleva a cabo el profesor Pérez Bowie del libro emblemático de José María Morón, Minero de estrellas, al que añade una breve selección de composiciones no incluidas en éste. Se rescata a través de ella a un gran poeta que, tanto por nacimiento (Puebla de Guzmán, Huelva, 1897), inquietudes, temática, cuanto por estilo o ideología, pertenece a esa pléyade de escritores de rango que conmocionó nuestra lírica en las fechas anteriores y posteriores a la guerra civil.

El estudio preliminar de Pérez Bowie parte de un trabajo suyo pionero, editado por la Universidad de Salamanca en 1977, que ha podido reelaborar ahora y completar a raíz de la publicación de una importante serie de artículos de Manuel López Robles, que evocaban su amistad con el poeta y que aparecieron en el diario Odiel de Huelva entre las fechas de mayo de 1980 y septiembre de 1981; y gracias también a la colaboración de la propia viuda del autor y a otra serie de amigos que le conocieron y trataron en la intimidad. Con información, pues, de primera mano puede decirse que este texto nos ayuda a situar con bastante rigor la trayectoria y personalidad de un escritor que compartió el Premio Nacional de Literatura en 1938 nada menos que con el Vicente Aleixandre de La destrucción o el amor, según decidió un jurado compuesto por Manuel Machado, Gerardo Diego y Dámaso Monso. Dos años más tarde se le otorgaría también el Premio Fastenrath de la Real Academia Española.

Con buen criterio divide Pérez Bowie la evolución de la escritura de Morón en dos etapas: una anterior y otra posterior a la fecha de 1936, y decanta su preferencia por la primera, en la que se enmarca Minero de estrellas, único libro publicado en vida del poeta. En realidad el tema de la mina marcará ambos periodos, pero en el primero de ellos se observa un tipo de poesía próxima al vanguardismo de los años veinte, y en ella se da una feroz combinación de elementos tradicionales con la nueva imaginería de las estéticas antisentimentales de la época, a la par que un compromiso que va siempre más allá de la militancia puntual o de las consignas de partidos políticos:

De martillos y hoces,
colmaron sus ardidas utopías
ángeles rusos de nevadas voces;
y por las huelgas de sus rojos días
pasan horas dramáticas
con vuelos de pistolas automáticas (Pág. 77)


Portada de la 1ª edición de Minero de estrellas

En la segunda etapa su poesía se hace más hermética y tiende al hipercultismo y a una preocupación formalista que, en efecto, a veces alcanza niveles exacerbados. Buena prueba de esa oscuridad creciente y rebelde da el léxico especialmente rebuscado del que hace gala el autor: «máculas», «rioladas», «aspérrimos», «atropadas», «proficuas», «redundas», «resuenos», «caudos», etc. Las causas de este nuevo rumbo acaso deban buscarse en una cierta forma de protesta ante el olvido y la falta de reconocimiento de sus contemporáneos.

Sus años finales los pasará en Madrid, a donde se traslada con su familia para ocupar un puesto burocrático en el Ministerio de Trabajo, que alternará con otro empleo de contable en una imprenta. Son años duros, de retiro, en los que transcurre su vida en la más absoluta oscuridad. Apartado de círculos y tertulias publica apenas alguna que otra muestra en revistas como Brújula o Tajo o colabora muy de tarde en tarde en los medios de prensa vinculados a la cadena del Movimiento. Bowie considera la posibilidad de un exilio interior «como reacción contra el acatamiento resignado con el que se vio obligado a aceptar las nuevas circunstancias».

El 5 de abril de 1966 moriría el poeta en su domicilio de la calle de Menorca, víctima de un cáncer. Una breve nota de prensa se hacía eco de la noticia que apenas trascendió a los cenáculos literarios del momento ni fue motivo de mayor homenaje.

José Lupiáñez
Diario Córdoba
SuplementoCuadernos del Sur
Córdoba, 6 abril 1995]



Sonámbulo de roca,
en noche hundido, avienta pesadillas
cuando el pozo lo escupe por su boca;
caliente, aun, de filones,
la báscula capaz de sus riñones.

Topo en la cara dura
de la veta escondida y tesorera;
demonio ebrio de hollín y calentura,
junto al lago azafrán de la caldera.
Centella de barrenos
y orangután del tren sobre los frenos.

Martillos y piquetas,
son en sus puños dioses tutelares
que doman yunques, que desgarran vetas,
suscitando arduos juegos malabares.
¡Piquetas y martillos
donde la luz afila sus cuchillos!

Duende en las galerías,
por la enterrada noche de la sierra,
cavó milenios de hondas noches frías
trasfundido al aliento de la tierra.
En plenitud de abismos;
cósmico, de buscarse ya a sí mismo.

Alegría de ancho aliento
la de su ruda exaltación de impulsos;
gozo de acción, de fuerza y de movimiento
lanzado en la ballesta de sus pulsos.
Sobre el hombro la pala
en una rota aspiración de ala.

Cavidades sonoras
para el pulmón pirata de su grito
rojo de graguas y locomotoras,
sí, lanzado en un trueno de granito,
despeina su alpargata
toboganes de cobre luz y plata.

De martillos y hoces,
colmaron sus ardidas utopías
ángeles rusos de nevadas voces;
y por las huelgas de sus rojos días
pasan horas dramáticas
con vuelos de pistolas automáticas.

Navegan las tabernas
a remolque de pipas y barriles;
tumbos del mundo, azul, bajo las piernas;
danzón de harapos, sombras y candiles
y el sábado minero
del brazo en el último lucero.

Y viejo guardavías,
en el paso a nivel de enredaderas,
saluda al tren expreso de sus días
con su pata de palo y sus banderas.
Humo feliz, caseta,
y un gallo desplumado en la veleta.


De Minero de estrellas (hacer clic sobre enlace para ver/ descargar este excelente poemario, hoy descatalogado, en formato pdf)



Mineros por Daniel Vázquez Diaz

martes, 16 de noviembre de 2010

EL FUTURISMO Y LOS ANARQUISTAS ITALIANOS

[Tomo prestado del blog Los de abajo a la izquierda este interesante artículo que indaga en las conexiones entre el futurismo y el anarquismo, agradeciendo al autor el arrojar luz sobre un tema que ha sido -como tantos otros que molestan al poder- deliberadamente olvidado. ]

El Futurismo nació antes de la Primera Guerra Mundial en 1909, cuando aún estaba muy lejos el advenimiento del fascismo en Italia: en este período dentro del movimiento anarquista, es decir durante los primeros años del siglo XX, había tantos seguidores de Max Stirner como de Friedrich Nietzsche, los cuales —coherentes con los dictados de sus mentores ideológicos— fueron atraídos por el Futurismo. Por consiguiente, el Futurismo es un movimiento artístico en el que influyeron los dos teóricos individualistas. Por supuesto, su lucha contra el tradicionalismo (que idealiza un pasado mejor), su potencial subversivo, el gusto por la violencia, la indignación por lo «burgués» y lo «institucionalizado», estaban más cerca de los dictados ideológicos de Nietzsche y Stirner, que luego formarían la «parcela» del Movimiento Futurista denominado en lo sucesivo como «anarco-futurismo». La adhesión de una parte de los anarquistas al Futurismo fue con el objeto de oponerse al marinettismo, aunque Filippo Tommaso Marinetti intentó atraerse a los anarquistas solidarizándose con Giovanni Gobernato «Cromatico», que estaba encarcelado, con un escrito solidario que apestaba a nacionalismo (Marinetti también se solidarizó con Errico Malatesta en 1920). El movimiento anarquista vio claramente, durante el juicio de Giovanni Gobernato «Cromatico», a quienes se subordinaron Marinetti y otras importantes figuras del Futurismo (los reconocidos posteriormente por el régimen fascista. Renzo Novatore y «Cromatico», por supuesto, no lo fueron).


Renzo Novatore


Volviendo a la época de la fundación del Manifiesto Futurista y, a continuación, diversos miembros destacados del movimiento como Lucini, Carlo Carrà, Buzzi, Ceccardi buscaban contactos con el mundo que había alrededor del anarquismo, lo que les unía no eran los métodos de expresión, que podían ser de lo más dispares, pero sí algunas ideas «filosóficas» de fondo. El llamado anarco-individualismo sale en la misma época que Vir, una revista anarquista publicada en Florencia en los años 1907 y 1908 y con esta ideología tienen contactos varios intelectuales entre los que se encontraban Giovanni Papini. Al pintor Umberto Boccioni, sensible al pensamiento anarquista, se le puede considerar como continuador del simbolismo de Edvard Munch y el divisionismo de Giuseppe Pellizza por Volpedo. Desde otro punto de vista, Le roi Bombance [El rey Francachela] la obra simbolista de Marinetti, está ambientada en los ambientes socialistas y anarquistas. Roi Bombance es esencialmente un drama satírico escrito por Marinetti en 1905, representado en 1909, que sería un fracaso y con críticas muy duras. Carlo Carrà tendrá con Leda Rafanelli una relación breve pero intensa en la que se basará el libro de Alberto Ciampi de 1989: Leda Rafanelli, Carlo Carrà: un romanzo, arte e politica in un incontro [Leda Rafanelli, Carlo Carra: Romance, arte y política en un encuentro] (el arquitecto Alberto Ciampi es uno de los mayores conocedores sobre la conexión del Futurismo con el anarquismo, igual que el francés Michel Antony). Pero cuando Carlo Carrà era compañero de Leda Rafanelli no sería lo suficientemente coherente con la militancia antifascista de la época, aunque durante el tiempo que estuvo cercano a la ideología anarquista contribuyó con sus diseños en varios periódicos de influencia anarquista como Sciarpa Nera [Bufanda Negra], La Rivolta [La Insurreción], La Barricata [La Barricada], entre algunos ejemplos, y también colabora con otras publicaciones anarquistas. Durante el tiempo que existe Vir habrá en sus páginas encuentros e intercambios de puntos de vista entre anarquistas y futuristas, entre ellos Monanni, Sem Benelli, Giovanni Papini. Desde sus posiciones, ¿cómo podían los anarquistas unirse al Movimiento Futurista?, para ello en 1912 se publicó claramente en La Barricata el manifiesto de Renzo Provinciali titulado Anarchia e Futurismo [Anarquía y Futurismo]. La Barricata la editaban en Parma Leda Rafanelli y Carlo Carrà. En el manifiesto Anarchia e Futurismo Renzo Provinciali, y cómo era de prever, atacaba duramente a Marinetti:
«De hecho, los nacionalistas y los monárquicos comprendieron al principio que el Futurismo contrastaba estridentemente con sus ideas y por eso, aún hoy, siempre seremos adversarios. A pesar de las calurosas y fascinantes demostraciones marinettianas, que tienden a seducir y atraer admiradores, todos adocenados por su Futurismo, todos estos señores que se han quedado helados, indiferentes a los berridos de Marinetti, desde su comodidad, sin preocuparse por una miserable súplica o de un muy deseado aplauso. En efecto, ¿cómo un monárquico, un burgués cualquiera, frío y cínico a lo que es la libertad, el socialismo, la anarquía, la rebelión, podrá excitar a las multitudes trabajadoras polifónicas por la revuelta? Y lo que es la escuela, ¿qué mejor forma para relacionarla con el Futurismo que con un programa de violencia y de acción, de rebeldía y de orgullo?»


Carlo Carrà

La revista en la que se desarrolla y se aclara la relación entre el Futurismo y los anarquistas es La Barricata. Se informó a través del manifiesto Anarchia e Futurismo el esfuerzo de la militancia por unir al movimiento artístico con el político. En este caso tuvo gran interés un grupo significativo de universitarios futuristas de izquierda de Parma, donde se publicaba La Barricata y algo parecido hacen en Milán con Demolizione [Demolición] por el año 1910 de Ottavio Dinale que lo encontraremos escribiendo para el Popolo d’Italia [Pueblo de Italia] de Benito Mussolini en unos tiempos en que el fascismo no ha mostrado su verdadero rostro represor de la clase obrera, es decir, en la época del Manifiesto del Fascio Revolucionario de Acción Intervencionista, se unió a gente de izquierdas que tiempo después pasaran a la lucha antifascista. Otras revistas de la época, alrededor de los años diez, que nos pueden ilustrar y servir como medio de análisis y comparación entre los futuristas y los anarquistas es Rovente [Caliente] de Illari y Soggetti, publicado sucesivamente en Pavía (1919-1920); La Testa di Ferro [La Cabeza de Hierro] de Mario Carli, en el que escriben Renzo Novatore y D'Auro Arcola (o Tintín Rasi); en Pistoya La Tempra [Entereza]
que publicó entre los años 1914 y 1916, mediante la introducción de la Dichiarazione [Declaración] estaría disponible también para los anarco-futuristas. El pintor Attilio Vella se une al movimiento futurista y al anarquista; y el ácrata Cesare Cavanna es también un conocido tipógrafo futurista. Un elemento distintivo tanto del movimiento anarquista como del futurista es que lo subversivo, en el futurismo, se convertirá en «La Subversión Lingüística», es decir, la palabra se convierte en «acción directa» o «violencia», como en la obra de Filippo Tommaso Marinetti Bellezza [Belleza]. Tal elemento «subversivo» es utilizado en Parma por el grupo encabezado por Renzo Provinciali, estudiantes de izquierda vinculados al Círculo Libertario de Estudios Sociales en 1911. Para algunos autores este elemento está bien definido como en Il canto dei reclusi [La canción de los reclusos] de Buzzi, Sette scaricatori di carbone [7 descargadores de carbón] de Cavacchioli, Monumento alla fiamma [Monumento a la llama] de Cangiullo. También en periódicos libertarios como La Folla [La Multitud], Il Proletario Anarchico [El Obrero Anarquista], Iconoclasta! [¡Iconoclasta!], Fede [Fe], Vita [Vida], Il Proletario [El Proletario], Vertice [Cima], el lenguaje utilizado propone la palabra como un «elemento subversivo» con su característica acción directa, incluso en los textos de carácter social. Las relaciones entre el Futurismo y los anarquistas fueron estrechas y ocultadas durante muchos años, ya que el fascismo fagocitó a sus figuras más significativas o percibidas como tales; cuya consecuencia lógica fue incluir a todo el Movimiento Futurista dentro del fascismo sin profundizar en su trayectoria histórica…


Leda Rafanelli


De gran interés son los experimentos tipográficos para la preparación de las obras teatrales del dramaturgo Virgilio Gozzoli en Pistoya, que se publicaban en artículos dedicados al único número de esta obra desde 1911 hasta 1915. Otras obras como Parole in libertà [Palabras en libertad], así como la publicación editada por Virgilio Gozzoli que repite en «L'Italia Futurista» [La Italia Futurista] y en «La Folgore Futurista» [El Rayo Futurista]. Los primeros anarquistas de la posguerra están cada vez más alejados de Marinetti, de hecho Renzo Provinciali ya había hecho un análisis de Marinetti y el marinettismo en el Manifiesto, en el que da a entender cómo este movimiento tarde o temprano terminaría esclavizado al Capital y, peor aún, a la reacción o al fascismo, aunque en la época del Manifiesto el fascismo no había surgido todavía. El «Programa Político» de Marinetti, publicado en 1923, tuvo la oposición de la izquierda libertaria, principalmente por Pietro Illari y Vinicio Paladini. El grupo de La Spezia que siempre gravitó en torno al Libertario de Pasquale Binazzi, Renzo Novatore, Tintín Rasi (Auro d'Arcola), Giovanni Governato y Renzo Provinciali de Parma, seguirán un proceso futurista relativamente con paralelismos respecto al movimiento de Marinetti, pero sin ningun trato con él, y mucho menos con el fascismo, como hizo la mayor parte de los personajes citados, la no cooperación derivará en la militancia antifascista. Cuando el Futurismo apoya a Mussolini y lo ayuda en su llegada al Poder, los anarquistas abandonarán el Movimiento definitivamente.



domingo, 7 de noviembre de 2010

CERO ABSOLUTO


Cuenta atrás


El panorama es inhumano
tras el cataclismo
numérico
El espacio
se neutraliza
La luz negra florece
de modo exponencial

El perfecto vacío

Reducido
a expresión algebraica
podéis llamarme x
Mi valencia es el 0
Mi carga es -

3, 2, 1,
cero
absoluto




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