[Renzo Novatore, pseudónimo de Abele Rizieri Ferrari, nace en Arcola (SP) el 12 de mayo de 1.890 en una modesta familia de campesinos. Rebelde ante la disciplina escolar, va solamente unos meses a las clases de la enseñanza primaria; después abandona la escuela definitivamente y es obligado por el padre a trabajar en el campo. Pero su profundo deseo de conocimiento unido a una tenacidad y una voluntad bien implantadas lo convierten en un precoz autodidacta: con el tiempo se va transformando en un lector incansable y con un agudo sentido crítico que le impide ser dominado por las ideas ajenas.
Todavía adolescente es acusado con una decena de coetaneos de haber provocado un incendio en la iglesia de N.S. De los Ángeles, tras tres meses es procesado y después absuelto. Iniciada la Primera Guerra Mundial Novatore decide armarse contra la Sociedad de la Guerra. Condenado a muerte por deserción y alta traición, se traslada a Emilia y comienza a hacer propaganda de la rebelión armada contra la ferocidad de los Estados.
Tras el armisticio, mientras todos los demás compañeros de Arcola vuelven, Renzo Novatore continua siendo un prófugo: las fuerzas policiales se empeñan a fondo, con feroz dedicación para sacar de su agujero a este “peligroso bandido anarquista” contra quien tiene la orden de disparar a matar. Arrestado después de los movimientos de La Spezia de 1.919, es condenado a diez años de cárcel en una prisión de máxima seguridad, pero sale de la prisión de Livorno gracias a la amnistía que se lleva a cabo.
Retoma con dedicación y entusiasmo la acción anarquista y emprende diversas tentativas insurreccionalistas. Es nuevamente arrestado por el asalto armado del polvorín y el cuartel de los marineros de Val di Fornola. Nada más ser liberado, en el periodo de la ocupación de las fábricas lo reencontramos ocupado en una vasta tentativa insurreccionalista que fracasa tras un chivatazo. Después de un periodo de relativa calma en el cual publica la revista "Vertice", a continuación, un enfrentamiento armado con la policía se ve obligado a abandonar Arcola y a deambular por la Italia Septentrional, prosiguiendo de todos modos su actividad revolucionaria. Casado con Emma, tiene tres hijos, uno de los cuales muere con pocos años de vida; los otros son Renzo y Stelio (el único todavía con vida). Renzo Novatore muere el 29 de noviembre en Teglia (GE), muerto en un conflicto armado por los carabinieri.
Su vasta obra, en parte perdida, se extendió por numerosos periódicos anarquistas de la época, entre los que recordamos “Il Liberiano” de La Spezia, “Cronaca Libertaria” de Milán, “Iconoclasta” de Pistoia, “Gli Scamiciati” de Pegli, “Pagine Libertarie” de Milán, “Il Proletariato” de Pontremoli y la revista “Vertice”.
Dos años después de su muerte el grupo anarqusita “Los hijos del Etna” de Siracusa publicó “Hacia la Nada Creadora” y “Por encima del Arco”, ambos reeditados entre 1.949 y 1.953 del Grupo Editorial Albatros, de Florencia. La edición de “Hacia la Nada Creadora” que presentamos es la americana de 1.939, a cargo de Virginio de Martin.
(Tomado prestado de A las barricadas)]
III
Cristo fue un paradójico equívoco de los evangelios. Fue un triste y doloroso fenómeno de decadencia, nacido del cansancio pagano.
El Anticristo es el hijo de todo el odio gallardo que la vida ha acumulado en lo secreto de su fecundo seno, durante los más de veinte siglos de dominio cristiano.
Porque la historia se repite.
Porque el eterno retorno es la ley que rige el universo.
¡Es el destino del mundo!
¡Es el eje sobre el cuál gira la vida!
Para recurrirse.
Para contradecirse.
Para recorrerse.
Para no morir…
Porque la vida es movimiento, acción.
Que recorre el pensamiento,
que busca el pensamiento,
que ama el pensamiento.
Y este anda, corre, se afana.
Quiere arrastrar a la Vida al reino de las ideas.
Pero cuando la vía está impracticable, entonces, se lamenta el pensamiento.
Llora y se desespera…
Puesto que el cansancio lo hace débil, lo vuelve cristiano.
Entonces él coge a la hermana Vida de la mano y trata de confinarla en el reino de la muerte.
Pero el Anticristo – el espíritu del instinto más misterioso y profundo – reclama para sí la Vida,
gritándole bárbaramente: ¡Empecemos de nuevo!
¡Y la Vida vuelve a empezar!
Porque no quiere morir.
Y si Cristo simboliza el cansancio de la vida, el ocaso del pensamiento: ¡la muerte de la idea!
El Anticristo simboliza el instinto de la vida.
Simboliza la resurrección del pensamiento.
El Anticristo es el símbolo de una nueva aurora.